http://raciocinio
El
raciocinio puede definirse como un proceso del pensamiento (por tanto,
exclusivamente humano) que a partir de ciertos conocimientos
establecidos (llamados premisas), conduce a adquirir un conocimiento
nuevo (contenido en la conclusión) sin que para ello haya que recurrir a
nuevas constataciones u observaciones sensibles distintas o adicionales
a las ya contenidas en las premisas.
Por lo tanto, la verdad a que
conduce la lógica formal, es una verdad formal; que será verdad en tanto
sea verdad el contenido de las premisas, e indicará solamente que
existe una congruencia de ese raciocinio, consigo mismo. Si en un
razonamiento existe falsedad en las premisas y la conclusión asimismo es
falsa; de todos modos el razonamiento será correcto o válido como
razonamiento.
Para los filósofos clásicos, el hombre puede adquirir conocimiento por medio de varios métodos:
Mediante
la intuición — que constituye una forma directa e inmediata de alcanzar
un conocimiento, a través de su inteligencia: 2 + 2 = 4.
Mediante la
percepción sensible — o sea a través de lo que percibe por medio de sus
sentidos: el sol calienta la piedra - conocimiento empírico y
verificable.
Mediante los procesos del razonamiento — a partir de
proposiciones basadas en el conocimiento anteriormente adquirido por
medio de los métodos anteriores o anteriores razonamientos, que conducen
a nuevos conocimientos que surgen como conclusión de relacionar esas
proposiciones, a condición de ser correctamente realizados.
El
raciocinio ha sido definido antes como un modo de adquirir conocimiento a
partir de conocimientos anteriores, que hace posible extraer nuevas
conclusiones.
Desde el punto de vista lógico, el razonamiento es la
forma de pensamiento más compleja, en cuanto consiste en establecer una
relación derivativa entre proposiciones; de modo que de una o más
proposiciones, premisas, se arribe a una conclusión consecuente.
A
ese proceso de derivación, los antiguos lo llamaron inferencia;
expresión derivada del latín, que significa “llegar a alguna parte”. Por
lo tanto, no hay razonamiento sin inferencia; pero debe distinguirse
entre la verdad material de las proposiciones y la validez formal, o
corrección, de la inferencia.
Se identifican tres formas de razonamiento:
Razonamiento
inductivo — en el cual el proceso racional parte de lo particular y
avanza hacia lo general o universal. El punto de partida puede ser
completo o incompleto, aunque lo más probable es que sea incompleto. Es
el caso general de las ciencias que proceden a partir de la observación o
la experimentación, en que se dispone de un número limitado de casos,
de los cuales se extrae una conclusión general.
Razonamiento
deductivo — en el cual el proceso racional parte de lo universal y lo
refiere a lo particular; por lo cual se obtiene una conclusión forzosa.
Razonamiento
analógico — en el cual el proceso racional parte de lo particular y
asimismo llega a lo particular en base a la extensión de las cualidades
de algunas propiedades comunes, hacia otras similares.
La deducción
es el tipo de razonamiento en que las premisas ya conducen a la
conclusión, de una manera tal que de las premisas se sigue la conclusión
como la consecuencia única y necesaria, con independencia del contenido
o materia de aquellas; de modo que la verdad formal de la conclusión
depende de que ella sea efectivamente necesaria, y la verdad material
depende de que sean verdaderas las premisas mismas.
Ello ocurre así,
debido a la existencia de una relación entre los enunciados, conforme a
la cual las premisas, de por sí, implican la conclusión como su
consecuente, de tal manera que es imposible no aceptar la verdad de la
conclusión como esa consecuencia necesaria.
Significa eso que el
concepto de necesidad lógica que se manifiesta en la deducción deriva de
la negación de la contradicción; el principio de no contradicción, que
se capta intuitivamente, conforme al cual no es posible afirmar y negar
una cosa al mismo tiempo y respecto de las mismas condiciones.
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